Un equipo de investigadores con miembros de la Universidad de Princeton, la Universidad de Texas en San Antonio, la Universidad de Waikato, el Laboratorio Nacional de Los Álamos y el Instituto de Investigación del Suroeste ha descubierto estructuras onduladas en la parte del espacio en el límite del sistema solar. En su artículo publicado en la revista Nature Astronomy, el grupo describe el análisis de datos de las Voyagers 1 y 2 y también del Interstellar Boundary Explorer (IBEX) de la NASA, que rodea la Tierra, para aprender más sobre la naturaleza del espacio en el límite de la energía del sistema solar.
Investigaciones anteriores han demostrado que, en los bordes del sistema solar, hay un punto en el que el viento solar se desacelera a una velocidad a la que el sonido puede viajar: se denomina choque de terminación. Investigaciones anteriores también han demostrado que existe un punto en el que el viento solar se vuelve incapaz de hacer retroceder la presión ejercida por el espacio interestelar: se llama heliopausa. Las dos sondas espaciales Voyager han atravesado este límite y se han adentrado en el espacio interestelar. Y mientras lo hacían, enviaron datos de sensores. Además, la NASA lanzó IBEX en órbita en 2009, su propósito es estudiar las características de los límites del sistema solar.
Al analizar los datos de las tres fuentes, los investigadores notaron un cambio repentino en la presión ejercida por el viento solar en 2014 y utilizaron la escala de tiempo relativamente corta del evento para estudiar la forma de la heliopausa y el choque de terminación. Pudieron medir los átomos neutros energizados que surgieron cuando el viento solar chocó con el viento interestelar.
Dado que algunos de los átomos lograron escapar al espacio interestelar y otros rebotaron en el sistema solar, los investigadores pudieron utilizar los datos como una forma de ecolocalización cósmica. Cuando se modelaron, los investigadores encontraron que se formaron enormes ondas en las áreas límite. También encontraron cambios importantes en la distancia a la heliopausa, lo que sugiere que su forma no era uniforme y que cambiaba continuamente por razones desconocidas.
Los investigadores esperan aprender más sobre el límite del sistema solar utilizando los datos enviados a la Tierra desde una nueva sonda que se lanzará en 2025; será capaz de enviar mediciones de emisiones de átomos neutros con mayor precisión.
Con información de Nature Astronomy
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