jueves, noviembre 27, 2025
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Eclipses solares proporcionan una forma poco común de estudiar la formación de nubes

La semana pasada, un equipo de expertos en meteorología de los Países Bajos publicó un artículo que describe cómo los eclipses pueden alterar la formación de ciertos tipos de nubes.

El eclipse solar del 8 de abril en América del Norte está a la vuelta de la esquina y tanto los fanáticos de la astronomía como los aficionados al clima se preparan para un espectáculo increíble. Pero no se trata sólo de diversión y juegos. Los eclipses son oportunidades únicas para que los científicos estudien fenómenos que sólo ocurren de vez en cuando.

La semana pasada, un equipo de expertos en meteorología de los Países Bajos publicó un artículo que describe cómo los eclipses pueden alterar la formación de ciertos tipos de nubes. Sus hallazgos tienen implicaciones para los esquemas futuristas de geoingeniería que proponen bloquear artificialmente la luz solar para combatir el cambio climático.

Publicado en Nature Communications Earth & Environment, el artículo examina imágenes satelitales de la cobertura de nubes durante tres eclipses solares entre 2005 y 2016.

Descubrieron que después de un eclipse, los cúmulos poco profundos tienden a desaparecer (y ni siquiera es necesario que sea un eclipse total para que esto ocurra): sucede cuando solo el 15% del Sol está oscurecido.

El efecto no es inmediato. Hay un retraso de unos 20 minutos. Esto se debe a que el eclipse no destruye las nubes directamente. En cambio, está enfriando la tierra debajo, interrumpiendo paquetes de aire cálido que corren hacia arriba en corrientes ascendentes para condensarse en nubes. Al suprimir las corrientes ascendentes, el eclipse detiene la formación de cúmulos.

Las propuestas para reducir el cambio climático bloqueando artificialmente el Sol funcionan según un principio similar al de un eclipse. Un enjambre de naves espaciales con protección solar, o una inyección de aerosoles que absorban la luz en la atmósfera, podrían reducir la cantidad de energía solar que llega a la superficie de la Tierra, enfriando la temperatura a niveles históricos. Para que un proyecto como este funcione, se tendría que bloquear entre un 3,5% y un 5% de la luz solar.

Sin embargo, los datos del modelado de nubes de este documento indican razones para ser cautelosos. En primer lugar, sugiere que bloquear la luz solar no es tan efectivo como podría pensarse, porque si bien inicialmente enfría el suelo, también reduce la cobertura de nubes, lo que una vez más aumenta la cantidad de energía solar que llega a la Tierra.

La disminución de la nubosidad también tendría un efecto sobre las precipitaciones (menos nubes significa menos lluvia), lo que podría dar lugar a aumentos regionales de la sequía y la desertificación.

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No está claro si la reducción de los cúmulos persistiría con un eclipse más permanente construido artificialmente; después de todo, los verdaderos eclipses solares solo duran unos pocos minutos a nivel local. Pero los autores dicen que los datos deberían influir en el diseño de cualquier propuesta seria de geoingeniería en el futuro. Una cortina solar colocada entre el Sol y la Tierra, en el punto 1 de Lagrange, por ejemplo, podría no bloquear el Sol de manera uniforme. Si provocara eclipses locales parciales o intermitentes, sería más probable que presentara estos efectos destructores de nubes.

La inyección de aerosol atmosférico podría parecer un método más uniforme para bloquear la luz solar, pero los patrones climáticos a gran escala en realidad hacen que estos métodos sean potencialmente aún más variables, bloqueando hasta el 45% de la luz solar localmente en ocasiones (mucho más allá del 15% necesario para ver una reducción). en la formación de nubes).

En otras palabras, estos proyectos de geoingeniería podrían resolver el cambio climático sólo para introducir desafíos nuevos e inesperados, y los costos podrían no ser asumidos de manera equitativa en todo el mundo.

Entonces, ¿cuál es la lección? Pues si vas a salir a ver el eclipse del 8 de abril y sientes un poco de frío en el aire, no te lo estás imaginando. La Tierra a nuestro alrededor se está enfriando, y también podría volverse un poco más soleada una vez que termine, a medida que se interrumpe la formación de cúmulos. Estos efectos son recordatorios tangibles de que la relación entre el clima de la Tierra y el Sol es compleja y que modificarla conlleva una alta probabilidad de tener consecuencias no deseadas.

Con información de UniverseToday


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SourceSKYCR.ORG
Homer Dávila
Homer Dávilahttps://skycr.org/homer-davila
Editor en SKYCR. Astrofísico. Dinámica solar, astronomía, radioastronomía, cosmología y ciencia planetaria. Miembro de la International Meteor Organization.
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