Un gran planeta del tamaño de un subneptuno que orbita una estrella enana roja a 124 años luz de distancia ha sido tema de debate entre varios científicos en los últimos meses.
Según modelos de un grupo de científicos de Cambridge que utilizan datos del Telescopio Espacial James Webb (JWST), se detectaron indicios de sulfuro de dimetilo (DMS) y disulfuro de dimetilo (DMDS) en la atmósfera del planeta. Se sabe que estas moléculas solo son producidas por organismos vivos en la Tierra. Sin embargo, poco después del anuncio, varios otros grupos que analizaron los mismos datos afirmaron que sus análisis no respaldaban estas afirmaciones.
Estas primeras observaciones también proporcionaron información sobre la composición atmosférica del planeta, conocido como K2-18 b. Se descubrió que tenía una atmósfera rica en hidrógeno, que contenía metano y posiblemente dióxido de carbono. La evidencia de la existencia de amoníaco y vapor de agua era limitada, pero se necesitaban más observaciones para obtener una visión más clara. Los científicos involucrados en el debate sobre el DMS y el DMDS también estaban interesados en aclarar si las posibles firmas de estas moléculas estarían presentes en datos futuros.
Ahora, varios de estos científicos se han reunido y han analizado nuevos datos de cuatro observaciones más recientes de tránsitos en el infrarrojo cercano del JWST, combinándolos con datos previos del JWST y del Hubble. Su investigación se publicó recientemente en el servidor de preimpresión arXiv. Los nuevos resultados no muestran evidencia de las firmas del DMS o el DMDS, pero sí ayudan a crear una imagen más sólida de la estructura del planeta.
El resultado más importante del estudio es la certeza de que K2-18 b es un planeta con una alta concentración de agua. El grupo detectó metano y dióxido de carbono en la atmósfera de K2-18 b, pero no vapor de agua.
Explican: «La presencia simultánea de CH₄ y CO₂ en las abundancias observadas solo puede explicarse por una atmósfera masiva con una metalicidad solar de aproximadamente 100 veces la del Sol y un contenido de H₂O del 10-25 % en volumen, o por una atmósfera pequeña que recubre un océano de agua líquida. Independientemente de si el planeta alberga un océano de agua líquida, nuestros resultados demuestran de forma concluyente que K₂-18 b tiene un interior rico en agua».
El amoníaco y el monóxido de carbono también estaban ausentes en la atmósfera del planeta. Los autores del estudio afirman que la ausencia de amoníaco en la atmósfera es consistente con un océano líquido, pero no es concluyente, y se necesitan observaciones adicionales para obtener información útil sobre la proporción de dióxido de carbono y monóxido de carbono. Los resultados también muestran que la ausencia de vapor de agua atmosférico podría sugerir una trampa fría, probablemente debido a la condensación del vapor de agua que se produce antes de alcanzar las altitudes detectadas por sus instrumentos. Como es habitual, más observaciones ayudarán a refinar los modelos atmosféricos de estos estudios y a obtener una visión más clara de si el agua en K2-18 b existe como una capa de gas, un océano líquido o incluso parte de un núcleo helado. Sea cual sea su estado, el estudio indica que no hay evidencia de vida en él. Aun así, este planeta en particular es un estudio fascinante para muchos científicos.
Los autores del estudio escriben: «K2-18 b, un mundo frío y rico en agua, destaca como uno de los subneptunianos templados más prometedores para explorar el surgimiento de entornos de agua líquida en planetas no terrestres, lo que motiva una mayor caracterización de su atmósfera e interior».
Con información de arXiv
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